Lecturas del Viernes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario

Escrito por Catoli News



Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 11,1-9

En aquel tiempo, toda la tierra tenía una sola lengua y unas mismas palabras. Al emigrar los hombres desde el oriente, encontraron una llanura en la región de Sinaar y allí se establecieron. 

Entonces se dijeron unos a otros: "Vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos". Utilizaron, pues, ladrillos en vez de piedras, y asfalto en vez de mezcla. Luego dijeron: "Construyamos una ciudad y una torre que llegue hasta el cielo, para hacernos famosos antes de dispersarnos por la tierra". 

El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo y se dijo: 
"Son un solo pueblo y hablan una sola lengua. Si ya empezaron esta obra, en adelante ningún proyecto les parecerá imposible. Vayamos, pues, y confundamos su lengua, para que no se entiendan unos con otros". 

Entonces el Señor los dispersó por toda la tierra y dejaron de construir su ciudad; por eso, la ciudad se llamó Babel, porque ahí confundió el Señor la lengua de todos los hombres y desde ahí los dispersó por la superficie de la tierra.

Palabra de Dios


Salmo Responsorial

Sal 32,10-11.12-13.14-15

R./ Dichoso el pueblo escogido por Dios. 

Frustra el Señor los planes de los pueblos
y hace que se malogren sus designios. 
Los proyectos del Señor duran por siempre;
los planes de su amor, todos los siglos.
Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, 
dichoso el pueblo que escogió por suyo.  
R./ Dichoso el pueblo escogido por Dios. 

Desde el cielo el Señor, atentamente,
mira a todos los hombres; 
desde el lugar de su morada observa 
a todos los que habitan en el orbe. 
El formó el corazón de cada uno 
y entiende sus acciones. 
R./ Dichoso el pueblo escogido por Dios. 


Evangelio

Lectura del santo evangelio según San Marcos 8,34–9,1

En aquel tiempo, Jesús llamó a la multitud y a sus discípulos y les dijo: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla? Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras ante esta gente, idólatra y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de su Padre, entre los santos ángeles”.

Y añadió: “Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto primero que el Reino de Dios ha llegado ya con todo su poder”.

Palabra del Señor