Lecturas del Martes de la 3ª semana del Tiempo Ordinario

Escrito por Catoli News

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Primera lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a Timoteo 1, 1-8

Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, conforme a la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Cuando de noche y de día te recuerdo en mis oraciones, le doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia pura, como lo aprendí de mis antepasados.

No puedo olvidar tus lágrimas al despedirnos y anhelo volver a verte para llenarme de alegría, pues recuerdo tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice, y que estoy seguro que también tienes tú.

Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Porque el Señor no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de moderación. No te avergüences, pues, de dar testimonio de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios.

Palabra de Dios


Salmo Responsorial

Sal 96 (95), 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10

R./ Cantemos la grandeza del Señor.

Cantemos al Señor un canto nuevo,
que le cante al Señor toda la tierra;
cantemos al Seño y bendigámoslo. 
R./ Cantemos la grandeza del Señor.

Proclamemos su amor días tras día,
su grandeza anunciemos a los pueblos;
de nación en nación, sus maravillas. 
R./ Cantemos la grandeza del Señor.

Alaben al Señor, pueblo de orbe, 
reconozcan su gloria y su poder 
y tribútenle honores a su nombre. 
R./ Cantemos la grandeza del Señor.

“Reina el Señor”, digamos a los pueblos.
el afianzó con su poder el orbe.
Gobierna a las naciones con justicia. 
R./ Cantemos la grandeza del Señor.


Evangelio

Lectura del santo evangelio según San Marcos 3,31-35

En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: “Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan”.

Él les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Palabra del Señor